¡COMENZAR CON DINÁMICAS!
- Judith Rubert.
- 27 sept 2017
- 3 Min. de lectura

¿Quién no ha estado nervioso/a el primer día de curso? ¿Quién no ha estado en una clase en la que no conocía a nadie o a casi nadie?
Estas dos preguntas han estado en la cabeza de todo el mundo alguna vez en la vida y, sin ir más lejos, yo lo viví el pasado Viernes 15. La verdad es que nunca es fácil abrirse a los demás y/o sentirse cómodo en una clase cuando ni conoces ni confías en tus compañeros/as. Pero para mi sorpresa (al principio no muy grata) me encontré con que mi profesor de Programas de Animación Sociocultural quería probar a dar clase de otra forma, a impartir la educación a través de las artes para hacernos ver que la educación formal a la que estamos acostumbrados no es la única forma de enseñar y aprender, pero... ¿Cómo hacerlo si entre la mayoría de compañeros/as no hemos articulado palabra? ¡A través de dinámicas de grupo!
La primera actividad que realizamos fue una presentación uno por uno y una por una para conocer los nombres de todos y todas, pero de una manera un tanto diferente: Nos pusimos en círculo y cada vez que salía una persona, tenía que decir su nombre, algo que le gustara y acompañarlo de una onomatopeya. Una vez hecha la presentación de todos/as, tuvimos que repetir todos/as juntos/as todo lo que cada persona había dicho y hecho.

Otra de las actividades se basó en andar por toda la clase, cada uno/a a su ritmo y por donde quisiera, y dependiendo las palmadas que diera el profesor teníamos que reaccionar de diferente forma, por ejemplo:
- 1 palmada= quedarse quietos/as mirando fijamente a los ojos a la persona que teníamos delante.
- 2 palmadas= quedarse quietos/as y saludas a la persona que teníamos delante.
Después, desde mi punto de vista, empezamos a realizar actividades más divertidas:
- El espejo: Tuvimos que ponernos por parejas (preferentemente con alguien a quien no conocíamos) y, al ritmo de una melodía tranquila y de fondo, debíamos ir realizando movimientos con nuestro cuerpo y nuestra pareja tenía que ir imitándonos hasta llegar a conseguir que pareciese que estábamos sincronizados/as y éramos uno/a.

- El fotógrafo o la fotógrafa y la cámara: Aquí trabajamos sobre todo la confianza (todo un reto confiar en un o una desconocido/a) porque, por parejas, quien hacía de fotógrafo/a debía guiar a quien hacía de cámara ya que la cámara debía tener los ojos cerrados. Además, quien guiaba debía hacer que la cámara fotografiara tres cosas que no le gustaban y/o que le gustaban para que al acabar la actividad nos dividiéramos en dos grupos (cosas que gustaban-cosas que no gustaban) y le representáramos al otro grupo el concepto que habíamos elegido y estos lo adivinaran a través de la postura de nuestro cuerpo y nuestra expresión facial.

- La sincronización: Esta actividad se trataba de que cada uno/a eligiera tres puntos de la clase y, en orden (punto 1, punto 2, punto 3), intentáramos estar sincronizados a la hora de ir a cada uno de los puntos que habíamos elegido, llegando todos/as a la vez.
Esta actividad me recordó a la increíble sincronización que muestra la natación sincronizada y las bonitas imágenes que crean.

Por último y, para mí, la mejor actividad, realizamos esculturas con nuestros cuerpos (por grupos pequeños de las personas que nos ofrecíamos voluntariamente) representando cada vez un concepto (alegría, dolor, soledad, amor...) y al acabar cada escultura, los demás la observábamos desde todos los puntos para ver como había quedado.
La verdad es que nunca había realizado esta actividad, por lo que creo que esta fue una de las razones por las que tanto me llamó la atención. Además, fue algo muy bonito de ver y, sobre todo, me hizo ver lo fácil que se puede trasmitir un sentimiento sin necesidad de pronunciar palabra alguna.
Comentários